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Un estilo de vida saludable

Cuando hablamos de estilo de vida nos referimos a las conductas que practicamos como hábitos en el día a día, los cuales pueden ser buenos o nocivos para la salud.

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Cuando hablamos de estilo de vida nos referimos a las conductas que practicamos como hábitos en el día a día, los cuales pueden ser buenos o nocivos para la salud.

Para que nuestro estilo de vida sea saludable debemos trabajar y cuidar nuestra alimentación, descanso, actividad física, el manejo de las emociones, el estrés y nuestras relaciones interpersonales. Se trata de encontrar un equilibrio entre la sobreoferta de un sistema que nos ofrece demasiadas opciones, que no siempre son las mejores para nosotros.

Alimentación

En nuestra alimentación importa qué es lo que comemos, cuánto, cuándo y por qué comemos.

Existen dos grupos grandes de alimentos, que son los macronutrientes (proteínas, grasas e hidratos de carbono) y los micronutrientes (vitaminas y minerales), los cuales debemos aprender a consumir, atendiendo siempre el contexto individual de cada persona.

También debemos tener en cuenta el horario de consumo de alimentos, no es lo mismo comer a las 8 de la noche que a las 4 de la mañana, porque tenemos un metabolismo diurno y otro nocturno, es decir, de día funciona hormonalmente de una manera y de noche, de una manera diferente, así funciona la fisiología del cuerpo.

Todo lo que consumimos por encima de nuestro requerimiento se acumula en forma de grasa en el cuerpo por una cuestión de supervivencia, para poder sobrevivir a la escasez, como una reserva de energía. Cuando nos alimentamos mal y desproporcionadamente, se produce un exceso de grasa alrededor de los órganos que ocasiona el mal funcionamiento de las células, que en el tiempo terminarán por trabajar mal, esto se traducirá en enfermedades crónicas no transmisibles.

Actividad física

La inactividad física es responsable en un 25 % de la aparición del cáncer de mama y colón, 27 % de la diabetes y 30% del infarto agudo de miocardio, es decir, es mortal.

La realidad actual es que debido a la inactividad física y dietas carentes de proteínas y altísima en hidratos de carbono, las personas se atrofian y desgastan tanta masa muscular que terminan sin fuerzas y sin energía, lo cual deriva en un bajo gasto energético.

 

Habilidades emocionales y estrés

Hoy en día, a nivel mundial, estamos atravesando una epidemia de afectación de la salud mental, que se agravó después de la pandemia. Una gran mayoría de las personas perdió la capacidad para afrontar problemas y sobreponerse a ellos, y no sabe gestionar sus emociones y habilidades emocionales.

Anteriormente el humano tenía una mayor capacidad para adaptarse a las circunstancias, ahora nos cuesta lidiar con ellas, entonces tenemos un alto nivel de estrés y ansiedad, que terminamos canalizando de la manera incorrecta.

El estrés es algo natural, que aparece ante una situación que te está forzando a salir de tu zona de confort. Cosa que uno no desea. El estrés crónico es aquel que supera el potencial del equilibrio del organismo, y es la base de la depresión que se junta a la susceptibilidad individual de cada persona.

“Lo que no invertís en tu salud, gastas en tu enfermedad”

Si queremos prevenir enfermedades, peleas y malas situaciones, tenemos que tomar decisiones sobre nuestro estilo de vida, desarrollar habilidades y salir de nuestra zona de confort.

Invertir en salud asegura una vida de calidad, no solo es invertir dinero, también es invertir tiempo y esfuerzo. No se trata de vivir como si fuese que vas a morir mañana, sino vivir como si fuese que no vas a tener calidad de vida en el presente.

 

Por el Dr. David Mussi, Médico Nutriólogo.