Literalmente podemos convertirnos en adictos a la violencia, al mal trato, al dolor emocional, a la negatividad y a la repetición de patrones nocivos.

 

Así como las drogas utilizan receptores de nuestras células que están destinados a recibir químicos, nuestros sentimientos y pensamientos producen un torrente químico que va impactando en los receptores celulares. Cuando se acostumbran a la química que producen nuestros sentimientos y pensamientos, aumenta su tolerancia a la misma y luego piden más y más.

Cuanto más enojo, más adrenalina y más negatividad generemos, más de lo mismo seguiremos produciendo y mayor demanda tendremos de nuestro organismo, que estará “hambriento” de dichas “drogas”; es decir, estará “necesitado” de dichos sentimientos y pensamientos.

Cada persona continúa creando su realidad de acuerdo a lo que ha experimentado y aprendido en su historia, reviviendo la situación en la que ha quedado fijada hasta que pueda transformarla.

Necesitamos crear un nuevo modo de vivir y vincularnos, aprendiendo nuevas miradas que activen nuevos modos de sentir y pensar, produciendo renovadas químicas en nuestro cuerpo.

 

ESTO SERÁ POSIBLE A PARTIR DE UNA TAREA INTERIOR QUE NOS PERMITA PRACTICAR CUATRO ASPECTOS:

1.- Relajar el cuerpo y sus tensiones

2.- Analizar para hacer consciente lo inconsciente

3.- Contemplar desde el silencio y entregarnos al misterio que nos habita

4.- Disolver la energía que bloquea a partir de prácticas que nos permitan vibrar en una frecuencia sanadora y transformadora

 

Lic. Julie Meire.

Psicología clínica.

@psicóloga.juliemeire